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LA INNOVACIÓN, EL PROFESOR, LA ESCUELA Y LOS PROCESOS DE E-A FRENTE AL RETO QUE PLANTEAN LAS TIC.

  • Foto del escritor: Daniel Incera Muelas
    Daniel Incera Muelas
  • 24 oct 2019
  • 5 Min. de lectura

La presencia de las nuevas tecnologías en la sociedad influye directamente en el contexto educativo, produciendo una serie de cambios en la programación (Ej. eliminación de contenidos para integrar las TIC), en la forma de planificar y organizar el currículo, en la estructura y organización de la institución o en los roles del profesor y alumnos. Todo esto nos lleva a plantearnos las siguientes cuestiones:

  • ¿Por qué innovar?

Innovar en educación requiere de un proceso largo y lento, así como de una gran fuera de voluntad que nos permita continuar ante la falta de apoyos, limitaciones, críticas, errores…

Por otro lado, ejercer la profesión de maestro requiere de una formación continua a lo largo de la vida. Este es un papel que se debe asumir desde un primer momento, mostrando una mente abierta ante los posibles cambios y bajo ningún concepto abandonar o rechazar el cambio sin experimentarlo.


Una de nuestras finalidades como docentes es caminar hacia una educación de calidad y esto pasa por la innovación, entendida como la mejora de lo que poseemos. En este sentido las TIC, la utilización de nuevas metodologías… pueden suponer una serie de pasos hacia este fin.


Como ya se ha mencionado no debemos rechazar sin probar, del mismo modo existen multitud de circunstancias donde el uso de las TIC no tiene cabida o no en su total esplendor. Es así como desde un punto de vista de crítico debemos reconocer cuales son las ventajas que nos proporcionan en el proceso de enseñanza-aprendizaje y valorar la utilidad de las mismas.

  • ¿Es una innovación o una imposición?

El sistema educativo establece que al finalizar la etapa educativa los alumnos deben desarrollar las diferentes competencias clave de manera que sea posible su realización en el mundo laboral, ciudadanos activos, reflexivos y críticos.


Esto nos abre un debate pues ante esta situación podemos encontrar dos posturas diferenciadas. En un primer lugar, encontramos el pensamiento: “Sin innovación estoy alcanzando el desarrollo de todas y cada una de las competencias clave”. En segundo lugar, “Sin innovación, mis alumnos desarrollan las competencias clave, pero soy consciente de que todo puede mejorarse y la búsqueda de nuevos métodos pueden permitir un mayor desarrollo de las mismas.”.


Si extrapolamos la innovación a otras profesiones como por ejemplo, a la de médico, esta requiere de una formación continua, de una actualización constante de conocimientos. Y quien nos dice a nosotros que como maestros no tenemos el deber de actualizarnos, los médicos trabajan con las vidas de las personas y los maestros con el futuro de las mismas. No olvidemos, que desde un punto de vista egocéntrico todas las profesiones y valores nacen de las escuelas.


Por lo tanto, estaríamos hablando de una imposición en la innovación pero no de una imposición exterior sino de imposición propia, de amor a nuestra profesión.

  • ¿La innovación tecnológica supondrá para el profesorado una oportunidad para mejorar la enseñanza y cambiar las instituciones?

Sí y no, no podemos concebir una enseñanza sin innovación tecnológica pero tampoco una enseñanza basada única y exclusivamente en la innovación tecnológica. Es por ello, la necesidad de un punto de equilibrio donde exista una influencia recíproca, pues sería de necios pensar en extremismos. La educación y la innovación tecnológica necesitan de una fusión que una lazos y permita la perfecta coexistencia de ambos.

  • ¿Podemos predecir cómo alterarán las TIC la educación del individuo?

Puede ser que los resultados alcanzados sean los mismos, pero en educación no todo son resultados, podemos nombrar multitud de factores que influyen en el proceso de enseñanza-aprendizaje. La cuestión reside en la sensación que los alumnos experimentan en el sistema educativo, así como aquellas que interiorizan al salir del mismo. Esto último es fundamental, pues supone un pilar fundamental, que desemboca en el apoyo de las familias al profesorado. Pues aquellas personas que experimentan una sensación positiva en la escuela desarrollan confianza hacia ella.

  • ¿Están las TIC integradas a nivel curricular?

Indudablemente el uso de las TIC en el aula está directamente relacionado con una mayor motivación y acercamiento a la realidad de la sociedad en que vivimos pero por desgracia existen diversos estudios que nos informan que no existe una relación directa del uso de las TIC con un mayor aprendizaje.


Lamentablemente el sistema educativo busca como fin alcanzar una serie de resultados, que alejan o inducen al rechazo de las TIC en las aulas. Como ya hemos mencionado carecemos de estudios que afirman que las TIC producen un mayor aprendizaje pero, por el contrario, encontramos aspectos positivos como una mayor cooperación y colaboración. Así diversos análisis, investigaciones y artículos nos informan que el uso de las TIC genera cambios sociales y culturales, naturalezas de aprendizajes diferentes, un mayor valor al procedimiento frente a los resultados y de las experiencias individuales y colectivas.


Por otro lado, la falta de unas directrices marcadas sobre cuándo y cómo introducir las tecnologías nos lleva a un inmenso vacío que desemboca en decisiones erróneas y usos equivocados de las mismas. Es por ello, que toda la responsabilidad sobre su uso recae en el maestro que debe decidir sobre estas cuestiones teniendo en cuenta que se deben producir cambios en los roles entre maestro-alumno, en el desarrollo organizativo de los centros y en la formación de los usuarios, sobretodo del profesorado.

  • ¿Hasta qué punto las TIC exigen un cambio?

Introducir las tecnologías en la escuela requiere de una serie de cambios, no podemos utilizar recursos novedosos con una base antigua. Así, comenzaríamos por replantearnos la concepción de las funciones de la escuela y la intencionalidad de la educación. Cierto es que como maestros cada paso que damos durante el ejercicio de nuestra profesión tiene como fin acercarnos a una educación de calidad pero ¿en qué consiste una educación de calidad? Este término es amplio y complejo, aunque si algo debemos de saber es que no se basa única y exclusivamente en alcanzar los mejores resultados posibles ante una prueba de evaluación. En este sentido aspectos como la reflexión, la crítica, la cooperación, la colaboración y la comunicación, etc. se convierten en elementos de esta enseñanza de calidad.


Por otro lado, los procesos de enseñanza-aprendizaje, así como los contextos más inmediatos, ya sean las relaciones con otras escuelas e instituciones o las propias aulas, necesitarían de una serie de cambios. Cambios que pueden pasar por una mayor cooperación entre instituciones de modo que tengamos una idea más concreta y precisa de los diversos proyectos que llevan a cabo con el uso de las TIC y los beneficios de los mismos.


Sería idóneo concluir con la clave que derivará en una correcta incorporación de las TIC en las aulas, evitar aquellas posturas extremas que abarcan desde la adopción incondicional al escepticismo total, adoptando pues una actitud crítica y reflexiva sobre las tecnologías educativas.


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